Hallar el cuidado a uno/a mismo/a cuando los/as hijos/as requieren una constante dedicación, y así, descubrir el espacio para reencontrarse con uno/a. Poder educar y acompañar, sin renunciar a mis necesidades y realidades. Analizar nuestras carencias, que a veces buscamos llenar con los hijos/as. Encontrar nuestro propio estilo educativo, basado en la coherencia. Un lugar donde facilitar y ensayar nuevas propuestas.